Eran los últimos días del 2024 y una visita que hice a mi amiga Ferxi se entrelazó con otra que le hicieron David y Tony. David, aprovechando que me veía, me dijo que tenía una propuesta: si quería ser la fotógrafa para las portadas de Esdrújula de este año. Y yo, que precisamente venía con todas las intenciones de empezar a sacar la fotografía de la caja “hobby”, acepté muy emocionada.
El mes siguiente nos reunimos para hablar de la primera portada. Tuvieron que disculpar mi ignorancia porque yo no tenía muy claro ni qué era una “crónica” ni qué significaba “violencia vicaria”. David, con toda su amable paciencia, me explicó las diferencias entre la crónica y otros textos, y que la violencia vicaria es cuando alguien lastima a una persona a través de quienes más quiere. “¿Como cuando se llevan a los hijos?”, pregunté, y me confirmaron que ese era el caso. Luego me contaron un poco sobre el texto y las ideas que tenían para la portada, de las cuales terminamos seleccionando una.


Pocas semanas después conocí a Érica para los retratos de la semblanza, y a la semana siguiente, en la misma oficina donde se reúnen en el libro, tomamos también la foto de la portada. No quiero dar mucho spoiler, pero de alguna manera los elementos de la imagen simbolizan las dos historias que se narran.

Cuando llegaron las copias yo estaba fuera, y no fue hasta la presentación del libro que finalmente pude hacerme de una. Así que llegué un poco en blanco, pero me impresionó que al final alguien del público compartiera su testimonio. Admiré mucho la entereza de Érica y David para recibir esas historias de vuelta. Yo, que en los últimos años hasta el viento me hace llorar, batallé en contener la lagrimita.
El libro lo devoré al día siguiente. Es de esos que cuesta “poner en pausa”. Es una historia dolorosa, y aunque no he estado en una situación precisamente igual, me sorprendió darme cuenta de que tal vez sí conozco varios casos cercanos. Me deja pensando qué tan normalizada tenemos la violencia. Realmente admiro mucho a Érica, David y Tony por traer estas historias al papel y contribuir a que seamos, al menos, un poquito menos indiferentes.
Me da mucho gusto haber podido colabor


